En concreto, en este texto Clarín se centra en dos personas, Emilia Pardo Bazán y María Cristina, la Reina Regente. La más dura de sus críticas se dirige hacia Emilia Pardo Bazán, de la cual se burla por ser una mujer y dedicarse profundamente a la realización de trabajos que en aquella época estaban destinados exclusivamente para los hombres. Acusa a Bazán de ser vulgar por lo anteriormente mencionado y ademas, por esa faceta reivindicativa a favor de la consecución de los derechos de las mujeres y la igualdad de género en la que tan profundamente se encontraba implicada.
Continúa con la crítica a María Cristina, de la cual pone en duda sus dotes de palabra. Da a entender que todos sus discursos fueron escritos por terceras personas. Para Clarín era una desfachatez hacer de un discurso escrito algo improvisado y más aún si ni siquiera es tu propia composición.

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