Otro de los
grandes autores enmarcados en la segunda mitad del siglo XIX es Leopoldo Alas
Clarín, crítico ovetense progresista y de izquierdas. Comenzó su andadura con
los llamados “paliques” que fundamentarían su obra crítica. Sin embargo, su
obra no solo recoge críticas, también escribió novelas y cuentos, los cuales
generalmente eran publicados en periódicos y posteriormente recogidos con la
intención de formar libros, a excepción de su mejor novela; La Regenta, en la
que se refleja su combate contra la jerarquía católica. Los principales focos
de atención de la novela eran el Oviedo de la época “Vetusta”, y “La Regenta”
detrás de la que se escondía el personaje de Ana Ozores. Las principales
características del estilo de Clarín se recogen en un marcado estilo
sarcástico, humorístico y satírico.
Un ejemplo de
obra de Clarín publicada en la prensa es el cuento titulado “En el tren”, el
cual vio la luz en el periódico “Los Lunes de El Imparcial”, el 19 de Agosto de
1895. Este cuento ofrece una clara estructura teatral, formado al completo por
un estilo dialogado. Además, es un relato de tesis, puesto que el autor tiene una
intención; demostrar que la culpa de la situación del país son aquellos como el
protagonista del cuento que se están lucrando de la situación. Esta reflexión
se podría contrastar con la situación del militar de la época, la víctima,
junto con sus familiares. Gracias al título nos adentramos en el entorno de la
historia, desarrollada en el interior de un tren. Clarín se vale de este cuento
para desarrollar una crítica indirecta de la guerra de Cuba, y todo lo que en
ella ocurría. Es decir, este cuento se adentra en cierta medida en la visión
política del autor.
A lo largo
del primer párrafo obtenemos una clara presentación del personaje principal de
este cuento, un hombre que, como él mismo reconoce, ha llegado a ser marqués no
por méritos de honor, sino de negocios. La principal crítica se desarrolla
tanto en el cuerpo del cuento como en la parte final. Mientras el marqués se
acomoda en el tren, mostrándose disconforme debido a su emplazamiento, un
hombre y una mujer aparecen con el objetivo de ocupar su mismo vagón. Es ésta
la primera visión que Clarín nos aporta; la superioridad con la que el Duque
habla acerca del hecho de compartir el vagón con cualquiera, a pesar de que
posteriormente hable de manera mucho más cercana.
El diálogo más importante es probablemente el
del Duque y el Teniente, en el que se intercambian dos puntos de vista muy
diferentes; el Duque defiende la patria por encima de todo, sin embargo el
teniente a pesar de valorar la patria, tiene un gran sentimiento de culpa al
dejar a su familia sola. A lo largo del texto, se producen cambios de estilo
directo a estilo indirecto con mucha frecuencia.
Para finalizar, Clarín nos deja una escena de
coqueteo fallida que acaba con la confesión de la mujer acerca del motivo de
sus llantos. Sus palabras conforman una dura crítica social, refiriéndose a los
poderosos, que mandaban a la guerra a morir a los hombres sin importarles lo
más mínimo quienes eran. Éste es el caso de la mujer que había perdido a su
marido recientemente, uno de los héroes mencionados por el marqués, de los cuales
ni siquiera su nombre conocía.

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